Se pone en una cazuela a derretir manteca y unas lonchas de tocino, la carne se frota con sal y ajos, y se coloca en la cazuela dándole una vuelta encima. Meter la carne ha de hacer ruido como si estuviera friendo.
A los siete u ocho minutos se saca, dándole una vuelta hasta que la carne suelte bastante jugo y cuando se ve que está tierna se saca.
No conviene pincharla ni tampoco partirla en caliente, pues pierde el color rojo caracterÃstico del rosbif.