La alcachofas deben ser muy tiernas y no muy grandes. Hay que limpiarlas, dejando sólo la parte del corazón, aquella que amarillea. Empleamos sólo las hojas, despreciando el tallo.
Colocamos las hojas tiernas en una ensaladera plana y echamos encima una salsa hecha con la yema del uevo duro, una cucharadita de mostaza, tres cucharadas de aceite, una de vinagre, pimienta blanca y sal.
Todo mezclado obtendremos una salsa que verteremos encima.
La clara del huevo duro puede picarse para decorar.